¿Por qué comprender mejor mi caballo me hará evolucionar como jinete?
En nuestro recogido de jinete hemos aprendido principalmente técnica ecuestre. Está muy bien y evidentemente necesario, pero en mi opinión, no se nos explica lo suficiente sobre que es un caballo y como comprenderlo…
Podemos ser un piloto que aprieta botones o ir un paso más allá e intentar comprender los fundamentos del cuadrúpedo que está debajo. En mi opinión una cosa va sin la otra. Es cierto que pensar de esta manera requiero un cierto grado de madurez, pero Andy Booth dice, que no es magia, es ciencia (aunque a veces lo parece) y es totalmente cierto.
Seamos realista, uno no se va a transformar en un maestro de la comprensión equina, en una semana. No basta de una vida entera para solamente intentar acercarse a eso. Aun así, es un camino, que, con más o menos talento, cada uno puede y debe de conocer y experimentar.
No hay caballo malo o bueno, ya que como lo hemos dicho en otra ocasión, no son capaz de razonar. Existe caballo bien educado o mal educado y es nuestra responsabilidad educarlos adecuadamente. En primer lugar, para mejorar nuestra propia seguridad y en segundo lugar, este aprendizaje es el que nos permitirá llegar a los “3 C”: Confianza, Control y Conexión.
Matizamos el hecho anterior de que, si, también, nos podemos encontrar caballos agresivos, pero su condición de herbívoro y presa no lo hace muy habitual y suele haber siempre una razón sea por dolencia o alguna asociación aversiva que haya hecho hacia el hombre por cualquier motivo.
En el momento que uno es capaz de comprender que un comportamiento de un caballo hacia el humano nunca es algo personal, entonces mejorará mucho la relación. Hay que guardar en nuestra mente que el objetivo máximo de un caballo es encontrarse cómodo. Si por ejemplo una circunstancia le provoca estrés, dolor o incomodidad, el mismo buscará una solución para librarse del problema y adoptará el comportamiento necesario para, según su punto de vista, mejorar su situación en este momento.
Es cierto, llegar a entender la razón de un comportamiento en un caballo es tarea difícil. El caballo aprende por asociación, muy rápidamente y cosas inimaginables. Su cerebro fabrica asociaciones aversivas o positivas para cualquier cosa. Es parte de su ADN y es como ha sobrevivido todos estos miles de años. Podemos hablar de un “comportamiento aprendido” y puede ser desencadenado por una cosa muy sencilla, incluso irrelevante a nuestros ojos o una combinación de múltiples factores, sean olfativos, visuales o acústicos.
Como ejemplos podríamos comentar el caso de un caballo que va corriendo hacia los obstáculos. ¿A lo mejor es que no le gusta saltar y realmente se trata de huida? O todo lo contrario, si ha asociado el bípedo a algo agradable, como una buena sesión de rasca, rasca.
El caballo tiene un espacio sensorial mucho más desarrollado que el nuestro. Perciben nuestro estado de ánimo y actúan como espejo. Si uno está nervioso o agitado también lo será su caballo y viceversa.
Comprender mejor nuestro caballo para poder practicar una equitación más segura y ética debería de ser nuestro objetivo. Para ello, se requiere que uno se cuestione todo lo que ha podido aprender hasta ahora y muchas veces puede llegar a ser duro. No mejora el que no se equivoca.
La comprensión del caballo, tener el control de su masa en todas las direcciones a pie como montado son las premisas a la equitación y por supuesto a la competición.