Hace unos días asiste a un charla online de Andy Booth. Explicó unos principios sencillos pero esenciales sobre la psicología del caballo y sobre como realmente el caballo aprende. Más de 1000 personas asistieron a este evento online y fue un gran momento, muy enrequisidor. Nos cautivo a todos gracias a su gran dominio de la materia y sentido del humor.
El caballo es una animal muy emocional, pero su cerebro no está equipado con una corteza prefrontal, por lo que no es capaz de analizar o razonar.
Sus capacidades morales también son muy limitadas y no tiene noción de correcto o incorrecto, del bueno o de lo malo o incluso de culpa. Para el caballo un comportamiento le beneficia o no le beneficia.
Uno no puede pensar que un caballo hace travesuras o hace cosas a posta para fastidiar a su jinete, es una mala interpretación del problema, y, una mala interpretación hace que no se puede resolver el problema.
Cuando surge uno, la tendencia es poner un filete o bocado más duro, apretar la cadenilla, la muserola, añadir cierra boca o usar riendas auxiliares intentando tener mayor control físico.
Según Andy Booth, una buena educación es más fuerte que cualquier enlace físico. Con una mala educación no hay conexión mental o emocional con el caballo y, por tanto, el jinete es solamente una molestia física.
El caballo es un animal que aprende por asociación y es mediante un preciso condicionamiento que se puede educar. A base de repetición cada vez podemos conseguir más con menos.
Curiosamente en el mundo canino, con cetáceos o elefantes, se emplea de forma habitual.
¿Por qué razón en el mundo del caballo no es tan usual?
Para ellos se utiliza diversas técnicas, entre otras: sensibilización, desensibilización, reforzamiento negativo o positivo.
Para ello, el “timing” es primordial y entender muy bien que tipo de estímulo y cuando hay aplicarlo y cuando hay que dejar de hacerlo según lo que queremos conseguir.
Casi siempre nuestros objetivos son totalmente los opuestos a los del caballo. Un caballo se deja llevar por su comodidad. Si una situación no le beneficia, lo asocia como algo malo y, por tanto, puede reaccionar de 2 formas apagándose o el caso más probable defendiéndose.
El caso típico es cuando un caballo no quiere subir en un camión. Nuestro objetivo es que suba, pero si el caballo lo ha asociado a algo incómodo no subirá. Tenemos que dar la vuelta a la tortilla y hacer el que camión sea su zona de confort…